jueves, 26 de mayo de 2011

El bolso de una madre


Hace días que me duele un poco la espalda. ¿Será por el bolso?
Hace un rato he cambiado mis pertenencias del bolso que llevaba estos días al que he preparado para mañana. Y si, es el bolso.
¡Por Dios! Si me dejan llevarlo estoy preparada para irme a la isla de los famosos y ganar. Tengo de todo.
Llevo un ladrillo-monedero, y desde luego el peso no es de los billetes de 500 euros. DNI, DNI de las peques, tarjeta de crédito, tarjetas sanitarias de los cuatro,  tarjetas de descuento, tarjetas de cliente, tickets, recibos, plano del metro (hace lo menos dos años que no voy en metro), tiritas, fotografías (suerte no ser madre de familia numerosa, necesitaría un albúm)... Esto lo necesito, al bolso de mañana.
Monedero para la chatarrilla, también lo necesito.
Muestras de un gel frío para las piernas que me dieron en la farmacia. ¡Ah!, por eso el bolso huele a mentol. Me lo estoy poniendo y la verdad es que relaja un poco mis agotadas patorrillas.
Arnidol, bendito Arnidol. Pa'dentro.
Cascos. Fundamentales, mi vida permite ir escuchando música todo el día. Aunque a veces, después de trescientos veintisiete por qués de la niña escucharía un rato la radio de buena gana. Sobretodo si no me preguntan nada. Al bolso, no se que hacer con ellos.
Un mordedor. Con la porquería que llevo en el bolso si se lo doy a Pirata fijo que me ahorro las vacunas hasta los catorce años. Quedaría inmunizada de todo, si sobrevive. Al lavavajillas.
Medio palote. Esto también lo voy a aprovechar, que no he cenado demasiado. Un poco duro, pero... para llevar aquí un mes no está mal.
Carta del cole para apuntar a la niña al comedor el próximo curso. IMPORTANTE. Si no la apunto tendré que buscarle un sitio de menú apañado cerca del cole.
Llaves. De casa, de casa de mi madre, del coche y alguna que no sé que abre. Al bolso.
Chocolatinas. No he cenado mucho, pero tampoco tengo tanto hambre, o tanto valor. Deben llevar meses aquí y con los calores de estos días se han quedado con una forma un tanto extraña. A la basura, que con lo que cobran de tasa habrá que tirar algo.
Gafas de sol. Mañana han anunciado tormentas, así que al cajón. ¿Los diseñadores de fundas de gafas no tienen bolso? ¿O se lo lleva alguien? No entiendo que una funda de gafas abulte más que mi monedero-ladrillo, dentro solo hay unas tristes gafas.
Abanico. Anuncian tormentas, pero esto no pesa. Al bolso.
Horquillas y gomas de pelo. Con todas las que hay en mi bolso puedo hacerle el moño a doce bailarinas. No se si colocarlas de nuevo en la caja o  poner en mi bolso las pocas que quedan en la caja.
Kleenex, tres paquetes a medias. Ninguno es suficiente para pasar el día, así que dejo dos.
¡Ups! El ticket que llevo toda la tarde buscando. El único útil y no está en el monedero. ¿Para que quiero yo un ladrillo?

Total, he cambiado de bolso, su peso ha bajado al menos cincuenta gramillos. Me he puesto gel refrescante en las piernas. No me he comido las chocolatinas. Así que mañana voy a caminar muy ligera. 

3 comentarios:

Irene dijo...

Me he visto totalmente reflejada en este post... como hacemos para llevar tantas cosas en el bolso?? El por si acaso... y vamos cargandolo... y luego nos extrañamos que nos duela la espalda.. yo ya he decidido que bolsos de cruzar no puedo llevar, acabo con un dolor de hombro horrible...

De chupetes y babas dijo...

Ahhh, el bolso!!

Y a eso súmale el bolso d ela niña con palaes, biberon, termo, agua, galletas, muda, juguetes... aghhh!!!

Besotes

Marta dijo...

Albertina, del bolso de las niñas ni hablamos, con ese llego hasta la luna.
Irene, ese de cruzar es el que llevo y me tiene destrozada.
Gracias por vuestros comentarios.