martes, 10 de mayo de 2011

Las rutinas de los niños II. La hora de dormir.




El otro día me quedé a medias con las rutinas del sueño. Voy a ello, aunque es un tema que me pica.
He de confesar, en primer lugar, uno de esos errores de madre primeriza. Esos que no te perdonarás nunca, pero que en su momento te parecieron lo mejor. Puse en marcha el supermegamétodo Estivill. Espero que mi Dulçura me lo perdone algún día.
No pretendo justificarme, pero eran muuuchas las noches sin dormir, el cansancio acumulado, el estrés me desbordaba. Y le pregunté a San Google.
Leí sobre un método que era la panacea, la solución a todos mis problemas. Era lo que necesitaba.
Me pareció un poco drástico y, de hecho, no lo hice tal cual se explicaba, me lo hice a la medida de lo que podía soportar. Dejé a mi hija llorar: la primera vez cinco minutos, la segunda siete y la tercera diez. Cada vez que entraba en la habitación trataba de calmarla, la tocaba y acariciaba, pero no la cogí en brazos en ninguna ocasión. En total fue algo más de media hora, horrible, pero después del sofoco durmió del tirón. Yo tampoco, otra noche sin dormir pensando en lo mal que lo tenía que haber pasado la pequeña.
Al día siguiente repetí la operación, lloró cinco minutos y tras calmarla un poco otros tres o cuatro minutos y se durmió. Por fin pude dormir unas horas seguidas.
Es cierto que desde entonces nos ha dado pocas noches malas, teniendo en cuenta lo que es un niño. Pero claro, seguramente fue porque había llegado el momento de dormir más horas seguidas. Espero que a su hermana también le llegue ese momento algún día.

Tras el error cometido la rutina para ir a dormir de la mayor consiste en terminar de cenar, charlar un rato tranquilamente (sobre el día, sobre lo que sucederá al día siguiente, algún cuento...), lavado de dientes, pis y a la cama. Allí rezamos y, normalmente, hablamos con los abuelos por teléfono. Decidimos lo que nos va a hacer compañía por la noche (libro, peluche...) y nos damos los pertinentes besos. Hay días que cae como un tronco antes de que hayamos salido de la habitación y hay días que le cuesta un poco más. Los días que más le cuesta suele pedir agua o charla un ratito ella sola, canturrea...

Con Pirata es distinto. Aunque ya tiene horarios parecidos a los de los demás durante el día por la noche cuesta que duerma. Al terminar de cenar suele caer rendida, pero en una horita se despierta. Entonces teta, que relaja mucho, y vuelve a caer. Cuando vuelve a despertarse entra papá en acción y le da un bibe. La siguiente me vuelve a tocar a mi, más teta. 
Espero que con el tiempo duerma ratos más largos, todo llega.

Ahora tengo claro que no las dejo llorar, que en el momento en que las oímos atendemos su llamada, ya sea por hambre, porque se han despertado, por una pesadilla...
En casa uno sabe donde se acuesta, pero no donde se levantará, eso depende de las llamadas de nuestras peques.

2 comentarios:

Maria dijo...

Yo solo tengo a la gordi pero me recuerda mucho a tu Pirata, toma teta varias veces en la noche, la leímos en nustra cama para poder descansar mejor y ella ya tiene mas o menos sus horarios de sueño cogidos. Nos va bien así, no hay llantos ni malos rollos, los tres descansamos y la gorda se va a la cama feliz de la vida. Poco a poco ella ira creciendo y haciéndose mas autónoma, mientras tanto estamos bien. Muchos besos

Marta dijo...

María, ya llegará el momento en que echemos de menos a nuestros peques por la cama, de momento a disfrutarlo. Gracias por tu comentario.