Ya hace días que le estamos anticipando a la Dulçura de la casa que cuando uno cumple cuatro años tiene que ir a decirle al pediatra que ya es mayor.
¿Y que hace el pediatra? Pues mira si es verdad. Nos pesa, nos mide, nos mira los oídos y la boca, nos ausculta con el "fonendotelescopio"... y después nos manda a ponernos una vacuna.
¿Qué es una vacuna? Una vacuna es que te pinchan para no ponerte malito. El padrino se pone muchas porque es fuerte y muy mayor.
Por fin llegó el gran día, algo nerviosa pero contenta fuimos al centro de salud. En la consulta todo bien: peso, altura, oídos, garganta... Ella contestó a todas las preguntas que el doctor le hizo y salió muy contenta. De allí a la sala de curas, a por los chutes. Tuvimos suerte con la enfermera que estuvo dándole conversación mientras preparaba todo. Me senté con ella en brazos, para que se moviera lo menos posible y se sintiera arropada. A veces ser mamá es muy cruel. Tener a tu niña encima, abrazarla fuerte... todo para que le peguen un par de picotazos.
Mi niña es una campeona, empezó a llorar un poco al sentir el primer pinchazo y la pobre dijo que no quería la otra vacuna, pero ya estaba puesta también. Muy bien la profesional que nos atendió, lo hizo rápido y enseguida comenzó que quitarle hierro al asunto diciendole lo bien que se había portado y regalándole una jeriguilla enorme.
Tenemos una valiente en casa.
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